No podemos terminar nuestro ciclo dedicado a la Ley Seca sin hacer mención a un personaje que conforme vamos investigando sobre esta época de la historia norteamericana nos llama más y más la atención, se trata del contrabandista Bill McCoy y a continuación os relatamos algunas pinceladas de una vida al límite y con un final sorprendentemente feliz.
Bill McCoy on Arethusa. Imagen de la American’s National Maritime Museum
Bill McCoy desde muy joven estuvo en contacto con el mar, dedicándose en su adolescencia al diseño de lanchas rápidas y lujosas, que fueron las preferidas de la alta sociedad americana.
Pero nuestro protagonista quería ganar dinero de una manera rápida. La aprobación de la Ley Seca le dio la oportunidad de hacerse contrabandista y convertirse en un pirata respetado y admirado entre todos aquellos que se dedicaban a lo mismo, y también entre los que disfrutaban del whisky de calidad que traía de Bahamas exportado de Escocia.
McCoy utilizaba una goleta cuyo nombre era Arethusa, y que más tarde rebautizó como Tomoka, esta barcaza además de contar con una ametralladora en su cubierta camuflada y servir para transportar el whisky ilegal, era una tienda de licor flotante que contaba con sus estantes de muestra para los compradores que visitaban el barco.
Bill Mc Coy. American’s National Maritime Museum
La mayor diferencia de McCoy con el resto de traficantes era que este no vendía el alcohol adulterado, su producto era de tal calidad que se acuño la denominación de “Verdadero McCoy” para cualquier mercancía de calidad. El whisky que exportaba provenía de una empresa destiladora en Escocia que comenzaba sus pasos elaborando un whisky que ha llegado a nuestros días y que todos conocemos como Cutty Sark. En honor a estos principios de distribución ilegal por mar hacía EEUU en su etiqueta aparece un barco.
Al traficar con un producto de tal calidad se ganó el apelativo de ser un “delincuente honrado”, respetado y considerado uno de los mayores contrabandistas marítimos de la ley seca, aunque nunca probó el producto que vendía ya que era abstemio.
Burlok, también conocidos como ‘jamones’ entre los consumidores de alcohol. Imagen extraída de Sally J.Ling
También se le atribuye la invención del “burlock”, un paquete para seis botellas envueltas en paja, tres en el fondo, luego dos y finalmente una, todo cosido firmemente en arpillera, con la que se ahorraba espacio y era de fácil manejo, pasando desapercibido su contenido a los ojos de los curiosos policías.
En 1923 fue detenido por un grupo de guardacostas, que confiscó todo el material de contrabando que se encontraba en su barco, McCoy pasó varios años en la cárcel, cuando fue puesto en libertad volvió a Florida, pero no como un proscrito sino siendo un hombre rico ya que el gobierno nunca descubrió donde escondía las abultadas ganancias que el tráfico de alcohol le proporcionó.
Entrada escrita por G.B.I.