Alguien dijo una vez que nadie es profeta en su tierra. Y así es. Acertó en innumerables casos. Pero también erró. Especialmente cuando hablamos de familias como la que nos ocupa en este post. Hoy hablamos de Juan Gil y para ello, nos trasladamos hasta Jumilla. Viajamos… a la ciudad del vino.
Fue allá por 1916 cuando se construyó, en el mismísimo centro urbano de esta tierra, la bodega, de manos de Juan Gil Giménez, bisabuelo de los actuales propietarios.
Juan Gil GiménezEste fue el comienzo de toda una vida dedicada a la viticultura. Una familia que ha seguido a lo largo de décadas los pasos de su antecesor, pudiendo encontrar ahora en sus instalaciones la cuarta generación.
Su hijo Juan Gil Guerrero fue el encargado de tomar el mando en la sucesión, y los hijos de éste, a su vez, Juan y Paco Gil González continuaron y consolidaron la empresa. El nombre de la bodega fue establecido por esta tercera generación de la familia, quienes quisieron brindar homenaje a sus predecesores responsables de la creación y fundación del negocio.
Otro de los rostros importantes de la bodega es el de Miguel Gil Vera. El pequeño que quería construir aviones creció y se convirtió en ingeniero aeronáutico. Pero la tierra que le vio nacer pudo más y cambió el sueño que le había acompañado durante toda su niñez, por un sueño de lazos de sangre. Así que, en 1933, regresó a Jumilla y comenzó a trabajar como lo habían hecho anteriormente sus antepasados.
Familia Gil VeraApostándolo todo por la bodega familiar, es a partir del 2002 cuando de manos de Miguel Gil, nace el germen de lo que hoy es el grupo Gil Family Estates. Y es que aquella pequeña empresa familiar ha ido creciendo con el paso de los años. Tanto es así que, en la actualidad, Bodegas Juan Gil está compuesta por un grupo bodeguero con el que comparten acciones de comunicación y promoción junto a otras del resto de España. Entre ellas se encuentra Bodegas Atalaya (DO Almansa), Bodegas Ateca (DO Calatayud), Bodegas El Nido (DO Jumilla), Bodegas Tritón (VT Tierra de Castilla y León), Cellers Can Blau (DO Montsant), Orowines, Lagar Da Condesa y Bodegas y Viñedos Shaya (DO Rueda).
Interior de la bodegaLa bodega que encontramos a día de hoy en Jumilla se consolidó precisamente en esta fecha, en 2002, y se encuentra ubicada en el paraje conocido como La Aragona, en el ‘Término de Arriba’, a unos 10 kilómetros al noroeste de la ciudad. Rodeada de hectáreas de viñedos allí encontramos la variedad de uva Monastrell, autóctona de la DO Jumilla y la principal para los vinos Juan Gil. A ésta también se suma variedades como Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot y Petit Verdot. Las Bodegas Juan Gil gestionan cerca de 350 hectáreas de viñedo y se han convertido entre las principales bodegas en el máximo exponente de la Monastrell.
Como no podía ser de otra manera, con la construcción de la nueva bodega también llegaron las últimas técnicas tecnológicas en materia de hacer vino. Depósitos de acero inoxidable, riguroso control de temperatura de vinificación…
Aunque las renovadas instalaciones disponen de varias funcionales naves perfectamente equipadas, es destacable la Sala de Barricas. Su arquitectura interior combina estructuras de bóvedas de crucería con un estilo moderno. En lo que respecta al parque de barricas supera las 3.000, encontrando desde roble americano hasta francés o de rotación quinquenal.
Las bodegas se encuentran en el centro de la finca, en las laderas del monte conocido como De Cerezo
Entorno que rodea la bodegaEs curiosa la climatología que envuelve a los viñedos de Juan Gil. Se trata de un clima Continental, a pesar de su vecindad con el Mediterráneo. Las temperaturas alcanzadas durante el día y la noche pueden alcanzar una diferencia de hasta 20 grados, siendo los veranos muy calurosos y los inviernos bastante fríos.
Debido a que sus viñedos están cultivados en condiciones de escasa lluvia, las producciones de uva suelen ser bastante bajas, muy concentradas y de excelente calidad.
Algunas de las cifras atribuidas a la ciudad del vino aseguran que se elaboran más de 3 millones de kilos de uva, principalmente de la variedad Monastrell, que más tarde serán exportadas a todos los rincones del mundo.
Es de extrañar encontrar a un amante del buen vino que no haya tenido la oportunidad de degustar alguna de las variedades de Juan Gil. Vinos caracterizados por tener un color rojo púrpura y una gran carga aromática a frutas rojas. Los enólogos los califican como vinos armónicos y equilibrados, logrando posicionarse entre los vinos más exitosos. Tanto es así que, según datos publicados recientemente, el grupo Gil Family Estates vende en torno a 7,5 millones de botellas de vino al año.
¿El secreto? Un vino excelente a un precio razonable, lo que podría ser una de las claves de su expansión.
Entrada escrita por M.J Ortiz